¿Podemos cambiar el pasado? ¿Podemos conectarnos a hechos distantes en el tiempo y conseguir que sean alterados? El tiempo no es lineal y aunque nos resulta casi imposible comprender su naturaleza misteriosa, sentimos que podemos ‘llegar’ a un momento pasado para influir en el curso de los desenlaces posteriores.
El pasado miércoles 23 de septiembre de 2015, el papa Francisco, aprovechó su interesante viaje a Estados Unidos para canonizar al misionero Mallorquín Fray Junípero Serra. No deja de ser llamativo el hecho de que la canonización de Junípero, conocido como el ‘padre de California’ por su labor en la California de finales del s. XVIII, se haya realizado durante el viaje del Papa a Estados Unidos. En mi opinión este hecho tiene un marcado carácter simbólico. Es como si La iglesia católica de Roma quisiera recordar a los ciudadanos norteamericanos y a su presidente que mucho antes de que ellos se convirtieran en la nación que ahora son, ya había misioneros en ese lado del mundo ayudando a construir los valores de lo que iba a ser su futura sociedad. Y en gran medida es cierto. Pero lo que no se dice es que los misioneros lamentablemente también ayudaron a debilitar fuertemente y desmembrar la sociedad y la cultura de los indios nativos de América. Y esa es la principal razón por la que días antes decidimos que había que hacer algo al respecto.
Un viaje en el tiempo
No iba a ser ésta la primera vez que trabajábamos con Fray Junípero Serra y su legado. En 2012 iniciamos una serie de trabajos profundos y muy intensos para limpiar, equilibrar y armonizar la red de misiones franciscanas en California (leer artículo). El 3 de Junio de este 2015 volvimos a encontrarnos con la necesidad de trabajar con una de sus misiones, la del Carmel, en un trabajo directamente involucrado en cambiar la antigua forma de entender la espiritualidad de la religión cristiana (leer artículo). Dicen que no hay dos sin tres y la tercera ocasión se nos presentó de manera oportuna con la noticia de la inminente canonización de Serra. De entrada la fecha elegida, 23 de septiembre, nos pareció deliberadamente elegida y cargada de simbolismo pues coincidía con el equinoccio de Otoño, el día en que la luz y la oscuridad se equilibran. Pero eso no es todo: El pasado 23 de septiembre se celebraba el Yom Kipur, según la tradición Judía, o el Eid al Adha según la musulmana. Es el día de la expiación, del arrepentimiento y del perdón, y aunque nuestro protagonista no profesaba ninguna de esas religiones, hay que decir que no podemos despreciar esa curiosa ‘coincidencia’ y más tarde veremos porqué.
Pues… –si la iglesia pretende canonizarle por sus hechos quizás sea una excelente oportunidad para que también lo haga por lo que ‘aún no ha hecho y tiene que suceder– fue lo que pensamos. Sé que suena a absurdo pero… en eso se basaba el planteamiento de nuestro trabajo: viajar en el tiempo (no en persona, por supuesto) e influir en los hechos de su pasado, algo difícil de entender y más aún de aceptar (por cierto la física cuántica ya ha logrado explicar que es algo factible).
En esta ocasión decidimos desplazarnos hasta Petra, su localidad natal en Mallorca, para trabajar desde sus orígenes, porque entendimos que esa iba a ser la mejor manera de llegar hasta el corazón de Junípero y poder sembrar así las semillas del Perdón y la Compasión, dos poderosas energías de alta vibración que tendrían que germinar y hacer su trabajo en las decisiones y los hechos que iban a acontecer en su vida desde que decidiera abandonar Mallorca para dedicarse a misionero en las Américas. Elegimos el Perdón porque entendíamos que algunas de las decisiones como misionero fueron totalmente desafortunadas, bien por falta de consciencia, de visión o simplemente por una mala interpretación de su trabajo espiritual. Era necesario que llegase esa energía para pedir perdón por lo que se hizo a la comunidad indígena de entonces y para perdonarse a sí mismo. Elegimos también la Compasión porque queríamos enviar a través del tiempo una ola de energía que llegase a su corazón y al de todos los que estaban con él, para que actuasen de forma respetuosa con la voluntad y la cultura de los indígenas.
Viajar al pasado para influir en hechos futuros. Ese sería el resumen del propósito principal de nuestro trabajo. Los detalles de cómo lo hicimos prefiero no exponerlos aquí. Simplemente decir que nuestro trabajo comenzó en la casa natal de Junípero, hoy convertida en museo, y posteriormente nos desplazamos hasta la ermita de Bonany en donde llevamos a cabo el trabajo principal.
Sincronismos y desenlaces
Al día siguiente de nuestra visita a la Petra de Mallorca descubrimos que Matias di Stefano, cuya línea de trabajos solemos compartir muchas veces, se encontraba en… ¡la antigua ciudad de Petra, en Jordania! Como parte de los trabajos que estaba haciendo en su viaje a Tierra Santa y Jerusalén. En verdad que estamos más conectados de lo que nos imaginamos.
El Papa Francisco el día 24 de septiembre también pidió disculpas públicas ‘…por las ofensas que la iglesia católica hubo cometido con los indígenas de Norteamérica’. Días más tarde vemos noticias que denuncian actos de vandalismo precisamente en la misión del Carmel, donde El padre Junípero Serra está enterrado. La estatua de Serra fue derribada y se manchó con pintura una placa en su honor. Era la primera vez que ocurría algo así. Desde siempre se ha sabido que existe una herida abierta entre la iglesia católica y la comunidad indígena de California, la cual no duda de calificar de genocidio lo que hicieron los antiguos misioneros. Sin embargo nunca antes se habían registrado actos de vandalismo como éstos. Vemos esto como parte del movimiento colectivo de despertar de la humanidad. Es evidente que hay momentos de ira, rabia, dolor y miedo, pero también hay energías de más alta vibración aguardándonos, que pueden sanarnos y ayudarnos a entrar en la conciencia de unidad.
Algunos miembros de la comunidad indígena ven en la canonización de Junípero Serra una provocación, la gota que rebosa el vaso… y explotan, se indignan y manifiestan su claro rechazo, como una emoción negativa retenida durante mucho, muchísimo tiempo. Visto desde ese lado nos parece una reacción esperada y comprensible.
Ahora sólo queda preguntarse ¿Está la comunidad indígena preparada para perdonar? Ellos también necesitan ayuda.
Hasta pronto
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