Hoy es 3 de junio y me encuentro con mi mujer en Ciutadella, Menorca. El propósito principal de nuestro viaje ERA llevar a cabo trabajos de armonización energética de la tierra, al igual que hemos hecho con Mallorca. Al final del día queríamos unirnos al evento de la gira Roma-Amor convocada por Matias di Stefano, aprovechando que esta vez pasan por Ciutadella en su camino desde Madrid hacia Roma. Sobre este proyecto de Matias deciros que habíamos decidido apoyarlo porque desde hace años nos sentimos en la misma línea de los trabajos que él lleva impulsando.
Bien, he dicho ‘era’ porque el universo y mis queridos amigos de ‘arriba’ se han tomado la molestia de cambiarlos, por un buen y oportuno propósito. Y ademas debo decir que la forma con la que nos lo han hecho saber tiene el sello inconfundible de mentes cachondas y de sentido del humor.
NOS PARARON LOS PIES: CAMBIO DE PLANES
Sería justo decir que desde un principio no sentía muy claro que fuese el momento más adecuado para hacer el trabajo de Menorca. Pero igualmente es justo decir que Mary mi mujer sí sentía que debíamos asistir al evento de Matías. En fin, al final nos embarcamos con un plan, una ruta y 2 bicis para hacer todo eso en unas cuantas horas. Había que darse prisa.
Llegamos al hostal Oasis, sito en la calle San Isidro (ya veréis por qué lo cuento). Dejamos las cosas en la habitación y bajamos pocos minutos más tarde dispuestos a recorrer en bicicleta las distancias que nos separaban de los lugares de trabajo. No disponíamos de mucho tiempo. Entonces llegó la sorpresa: Una rueda de mi bicicleta había reventado, rompiendo incluso la cubierta. Vamos que… ni si quiera podía intentar repararla con mi cajita de parches. El gerente del hostal apareció y nos dijo que había escuchado una explosión y que se había asustado. ¡y cómo tuvo que oírse! A tenor de cómo había quedado la rueda. Me indicaron que había un taller de bicicletas justo en frente del hostal (qué facilito), pero ya estaba cerrado y no abría hasta las 5 de la tarde, y a esa hora ya sería demasiado tarde para lograr hacer todo o… casi todo lo que queríamos hacer.
Cuando los de arriba te tienen que parar… te paran.
Meditamos lo sucedido. Algo malo no podía ser. Simplemente indicaba un cambio de dirección. Llegamos a la conclusión de que no era el momento adecuado para hacer el trabajo que queríamos hacer en Menorca. Lo cierto es que nos dimos cuenta que todavía se tenía que esperar unas semanas más hasta que se concluyera definitivamente cierto trabajo de Mallorca que está muy relacionado. Tenía todo el sentido del mundo. No podíamos extender algo que aún no habíamos terminado ¿verdad?
¿QUÉ HACEMOS AQUÍ?
Entonces… ¿hemos venido sólo por el evento de Matias? – fue lo que pensamos y lo que el universo parecía invitarnos a considerar. Era cierto, pero también era cierto que aún tendríamos que encontrarnos cara a cara con una nueva misión…
Más tarde caímos en la cuenta de algunos sincronismos, como que nuestro hostal, además de estar muy cerca del lugar del evento, estaba en la calle San Isidro, patrón de Madrid, ciudad donde había empezado la gira Roma-Amor. Con este nuevo panorama decidimos relajarnos, pasear, dejar que me arreglen la rueda de la bici y más tarde unirnos a susodicho evento que tenía que celebrarse sobre las 7 de la tarde, frente a las escaleras de la catedral. La verdad es que lo teníamos todo muy fácil si nos ajustábamos a ese plan. Y eso hicimos.
En un momento dado quise hacer una foto a la fachada de la iglesia del Roser, en honor a mi segundo apellido y a todo el misticismo que encierra el simbolismo de la rosa. Ocurrió que la cámara se disparó ‘accidentalmente’ y fotografió mi sombra proyectada sobre el suelo (foto bajo estas lineas). Si la miras bien… ¿qué ves? ¿Reconoces la silueta de alguien? Si conoces mi último libro El Alquimista Accidental sabrás de quién te hablo. La verdad es que los de ‘arriba’ tienen una manera muy peculiar de dejarse ver.
De esta forma tan sutil y no menos exenta de humor, confirmamos el respaldo de nuestros guías al giro de los acontecimientos, los cuales tenían el sello (y firma) de su sabia y oportuna intervención.
…LA NUEVA MISIÓN
Continuando con nuestro paseo de ‘reconocimiento’ nos encontramos de cara con una nueva misión, vinculada al evento, pero claramente relacionada con nuestro trabajo. Mi mujer y yo ambos sentimos y supimos que debíamos realizar un trabajo de protección del espacio donde se tenía que celebrar el mismo. Había diversos motivos que aquí no puedo publicar y que indicaban que había que hacer algo al respecto y que esa iba a ser nuestra nueva misión en Menorca. Una forma más de apoyar la iniciativa y de aportar nuestro trabajo a la misma
Fuimos discretos y por fortuna pudimos contar con la ayuda de la Madre Tierra y de algunos ‘aliados’. También pudimos finalmente apuntarnos a los cantos y las danzas del evento. Al concluir las actividades y nuestro trabajo, con grata sorpresa nos sentíamos muy bien, nada agotados. Era como si hubiésemos podido recargar nuestras pilas con la frecuencia generada por el grupo de personas. ¡Qué actividad tan gratificante para el espíritu humano! Deseo todo lo mejor para ellos porque ellos somos todos.
Y hasta aquí nuestro breve pero intenso viaje a Ciutadella de Menorca. Pronto tendremos que regresar. Hay más trabajos que hacer en esta isla… más sorpresas que descubrir.
Hasta pronto
