París, Cátaros y la cruzada Albigense

A mediados de Octubre del 2012 durante una meditación profunda recibí la inesperada visita de un antiguo gran maestre de la orden templaria (desconozco su identidad). Me dijo simplemente: ‘Paris… te necesitan los Cátaros’. El resto tuvimos que descubrirlo por nosotros mismos.

Los cátaros fue un movimiento religioso gnóstico que tuvo su máximo apogeo en el siglo XII y que se asentaron principalmente en la zona del Languedoc francés, una zona muy especial que ha tenido históricamente vínculos muy fuertes con la corona de Aragón. Los cátaros vivían de manera muy sencilla, en perfecta armonía y  respeto por la naturaleza (de hecho no comían carne ni pescado) . Su forma de entender la espiritualidad chocaba de lleno con la religión católica, de aquí que se granjeasen tantos enemigos en la iglesia. Los cátaros eran buscadores del gnosis, ese estado de iluminación o de conexión con planos elevados de conciencia que le permiten a uno experimentar su verdadera identidad y su unión con el universo.Cruz catara

Los cátaros conocían perfectametne  la existencia de mundos o realidades paralelas y muchos de ellos podían incluso viajar y actuar en esos mundos, lo cual era considerado por la iglesia de entonces como herejía o brujería. La iglesia de Roma se obsesionó con acabar con el catarismo y con los cátaros y no tardó en inventarse la llamada cruzada Albigense para llevar a cabo tal fin. Fue una masacre, un genocidio cruel y despiadado sin precedentes en la Europa medieval. Miles de cátaros fueron conducidos hasta enormes hogueras. Una vez allí iban entrando uno a uno… sin forzarlos, para morir abrasados ante la incrédula mirada de sus verdugos.

Los cátaros sabían entrar en estados elevados de conciencia.
Los cátaros sabían entrar en estados elevados de conciencia.

Es cierto que muchos Cátaros estaban tan espiritualmente avanzados que sabían perfectamente que morir de aquella u otra forma sólo sería una ‘liberación’ del alma en su camino hacia la luz. Lo sabían y además sabían cómo prepararse mental y espiritualmente para no sufrir y ‘abandonar’ sus cuerpos físicos. Pero también es cierto que no todos tenían tal grado de preparación.  Como consecuencia de ello, las almas de miles de cátaros quedaron atrapadas en dimensiones inferiores tratando de huir de aquella horrible realidad, o permanecieron en tales estados de confusión que no podían o sabían dirigirse hacia su camino.

Nuestro primer objetivo fue crear un portal de luz para ayudar a que todas las almas atrapadas pudiesen encontrar su camino. El lugar indicado fue la Catedral de Notre Dame de Paris. Una vez allí nos encontramos nada más y nada menos que con los señores poderosos que estaban conspirando para formar parte de la cruzada Albigense, en los días antes  de tomar la decisión despiadada. El portal de luz que abrimos en el crucero de la catedral sirvió no sólo para rescatar las almas de los cátaros sino también creó sus efectos positivos en el grupo conspirador, ya que uno de ellos  abandonó la idea y se retiró.

Fue en la Catedral de Notre Dame de Paris donde se tomó la fatídica decisión que acabaría con la población Cátara del Languedoc.
Fue en la Catedral de Notre Dame de Paris donde se tomó la fatídica decisión que acabaría con la población Cátara del Languedoc.

Nuestro trabajo continuó con la capital Parisina llevando a cabo trabajos de limpieza y sanación de la ciudad, contrarrestando la energía negativa acumulada y recuperando el poder de la energía femenina de Paris. Estuvimos concentrados en el triángulo formado por Torre Eiffel, Arco de triunfo y museo del Louvre, que mirados desde el aire forman un triángulo rectángulo casi perfecto.

Al final de nuestro trabajo recibimos la información de que nos esperaba un ‘gran proyecto’ relacionado con las tres principales religiones del mundo. Nuestro próximo trabajo iba a ser en Roma, era un enorme reto y no iba a ser nada fácil. Había que prepararse. Nos entusiasmaba mucho la idea de un proyecto tan significativo.

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