La muerte de un Guardián

El camino que conduce a la fuente de Ses Artigues de Alaró pasa junto a una enorme encina centenaria de imponente presencia que lamentablemente agoniza en sus últimos días de existencia. Para la gran mayoría de personas esta encina ya sólo es un gran montón de leña con forma de árbol. Cualquier día las motosierras trocearán su cuerpo para que su historia y su sabiduría acabe ardiendo en el fuego.  Antes de que eso ocurra quiero contaros algunas cosas y rendirle un pequeño homenaje. Tal vez así pueda ayudar a cambiar la forma con la que miramos a estos seres formidables.

Nuestra amiga la encina centenaria de Alaró, no es un árbol cualquiera. Se trata de un guardián, un ser de excepcionales características, belleza, poder y sabiduría que durante cientos de años ha velado por las energías de ese lugar tan significativo para el entorno y para las gentes de Alaró.

Druidas y el culto al robleLas encinas han sido desde siempre respetadas y consideradas árboles emblemáticos por muchas culturas. Los antiguos druidas celtas sabían cómo acceder a la fuente de poder y sabiduría que reposaban en el interior de los robles, hermanos de las encinas, a los cuales veneraban y rendían culto de forma respetuosa y misteriosa a los ojos del imperio romano invasor.  Hoy en día hemos perdido este sentimiento y este vínculo con la Madre Tierra, quizás por eso sea cada vez más importante regresar a ella y a todo lo que nos ofrece.

El destino y la labor de nuestro guardián ha estado estrechamente vinculada a la montaña de  Sa Bastida que está junto a él; una colina rocosa de fuerte inclinación cuya forma, vista desde atrás, nos recuerda al lomo de un gran lagarto. La Bastida fue siempre un lugar estratégico de vigilancia y defensa de las gentes de Alaró. Hoy endía pueden verse restos arqueológicos de murallas, aljibes y otras edificaciones, tristemente abandonadas a su suerte.  La Bastida es una montaña muy singular no sólo por su peculiar forma y sus restos arqueológicos sino además por ser flanqueada por dos importantes fuentes de agua: La de la Bastida y la de ses Artigues, que en su momento sirvieron para atraer el asentamiento humano. En alquimia para controlar el elemento agua hay que usar el elemento fuego. De aquí que podamos deducir que la identidad de la bastida está ligada también al elemento fuego.

…y qué casualidad que  tenga marcado un dragón en su tronco.

Acercaros al tronco de esta encina guardián y fijaros en una curiosa marca que tiene sobre su corteza, a menos de tres metros de altura. Una marca que nos recuerda la silueta de un hermoso dragón alado, para aquellos ojos que lo puedan... y quieran ver.
silueta de un hermoso dragón alado sobre el tronco del guardián

Acercaros al tronco de esta encina guardián y fijaros en una curiosa marca que tiene sobre su corteza, a menos de tres metros de altura. Una marca que nos recuerda la silueta de un hermoso dragón alado, para aquellos ojos que lo puedan… y quieran ver. Es su sello de identidad, la marca que revela su estrecho vínculo con la Bastida y que representa fuego, fuerza y poder.

La encina está ubicada junto al camino que sube hacia s’estret, que era el antiguo camino que comunicaba Alaró con el valle de Orient y que actualmente es ruta habitual de excursionistas. Me imagino que durante todos sus siglos de existencia miles y miles de personas habrán pasado por debajo de su copa y sin saberlo se habrán dado un ‘baño’ de su buena y vibrante energía cargada de sabiduría. Algunas de esas personas tuvieron que reconocer o cuando menos intuir su inapreciable presencia y su poderosa compañía, y por eso nuestro amigo guardián sobrevivió milagrosamente a los tiempos de los carboneros.  Por eso también alguien con oportuna sabiduría o con inconsciente acierto decidió colocar una piedra frente a ella y junto al cauce del torrente, para invitar a que los caminantes se sentasen en ese afortunado lugar a beber del agua y la sabiduría que allí se daban. Y la piedra sigue estando ahí… y el agua del torrente sigue mojando sus raíces.

A menudo me pregunto qué misterios encerrará más allá de sus bellas formas. El día en que se decida borrar su presencia también se podría decidir reservar un disco de un corte transversal de su tronco, indicar su edad y algunos hechos destacados de la historia, y exponerlo para que su existencia sea recordada por las generaciones futuras.

Queridos amantes de la naturaleza, excursionistas, paseantes, vecinos de Alaró y demás gente que así lo sienta, os invito a que os acerquéis un día hasta esta encina guardián para abrazarla y despediros de ella, antes de que sea demasiado tarde. Ha llegado el momento de despedirse de este sabio amigo y discreto observador junto al camino.

Ojalá que su presencia no sea fácilmente olvidada.

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